Fundamentos bíblicos para
edificar un hogar saludable y estable (Mateo 7:24-27).
El pasaje arriba citado, nos
habla de cómo edificar o construir
una casa y de los resultados del mismo. Durante
toda nuestra vida, nos dedicamos a edificar o construir. El hombre prudente del v 24, Jesús lo
describe como prudente al edificar su casa sobre la roca. En el v. 26-27, Jesús agrega, Pero cualquiera que me oye estas palabras y
no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la
arena….y fue grande su ruina. En la
vida cristiana no se trata únicamente de oír sino también obedecer lo que
oímos. Este hombre se le describe como prudente, porque utilizó buenos
materiales de construcción. Edificó
sobre un terreno adecuado (la roca). Los
resultados se dejan ver cuando enfrenta con seguridad la lluvia, ríos, vientos
fuertes y no cayó, porque estaba fundada
sobre la roca.
Cuando
vemos la problemática familiar, matrimonial, conyugal notamos con alarma, cómo
la familia está en una grave crisis.
¿Dónde está la falla? La falla
está por no seguir los principios del Diseñador del matrimonio, Dios. En Su palabra, Dios nos ha dejado principios
eternos de cómo debe funcionar lo mejor posible el matrimonio y vida
familiar. El no hacerlo, nos lleva al
otro hombre descrito en el v. 26-27, Pero
cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre
insensato, que edificó su casa sobre la arena…..y cayó, y fue grande su
ruina. Lamentablemente, esa es la
condición de muchos matrimonios hoy día, en ruinas por no obedecer lo que Dios
dice y pide en Su palabra. veamos a
continuación cuatro principios bíblicos que son como los materiales apropiados
para construir una casa.
El
primero, cortar el cordón umbilical. El cordón umbilical es aquella unión por
donde la madre alimenta al bebé dentro de su vientre. Este cordón debe cortarse en los primeros
tres minutos al nacimiento del bebé. Cuando
esto sucede, el bebé inicia un nuevo proceso en su vida. Debe respirar y alimentarse por sí
mismo. Es la misma idea cuando se inicia
un nuevo matrimonio. Sabia usted que el
principio de dejar padre y madre se
repite por lo menos cuatro veces en la
Biblia. Consideremos, si Dios los repite
cuatro veces, sencillamente significa que es importante, vigente y debe ser
tenido muy en cuenta. ¡Así que
mejor es que lo obedezcamos! Casados, realmente es una palabra compuesta
casa-dos. La separación permite al nuevo
matrimonio independencia emocional, financiera, tomar sus propias
decisiones. Los padres o suegros debemos
liberar a nuestros hijos y que aprendan ellos mismos en base a nuestras propias
experiencias. ¿Se equivocarán? ¡Desde
luego que sí! ¿Acaso o nos equivocamos
nosotros y lo seguimos haciendo y aquí seguimos? Cuando visitemos nuestros hijos o hijas ya
casadas sepamos que no es nuestra
casa. Si no nos gusta algo cómo
está ubicado, ¡favor dejarlo ahí, no lo cambie de lugar! No es nuestra casa.
Segundo,
saber pelear. Efesios 4:26-27, dice, Airaos,
pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al
diablo. Debemos aclarar dos mitos
sobre el matrimonio:
1. Los buenos matrimonios nunca pelean. ¡Eso no es
verdad! Todo matrimonio mas de alguna
vez deberá enfrentar algún conflicto.
¿Cómo manejaremos esos conflictos?
2.
Los conflictos dañan a los
buenos matrimonios: Eso no tiene porque
ser así. No sabemos cúando sucederán
los conflictos, pero sí debemos saber cómo
los enfrentaremos y resolveremos.
Sepamos
enfrentar la situación no a la persona en sí.
Efesios 6:12 nos dice que nuestra lucha no es contra sangre ni carne
sino principados…..Así que, no caigamos en la trampa del Diablo en ponernos a
pelear con nuestro cónyuge. Debemos
manejar el conflicto con sabiduría (saber pelear).
1.
Airaos: El Dios de la Biblia nos
permite enojarnos. ¡Uf, que alivio
dirían algunos!
2. Pero no pequéis: Debe ser un enojo controlado. ¡Un enojo santo! Prov.
14:17, El que fácilmente se enoja
hará locuras…
3. No se ponga el solo sobre su enojo: debe ser un enojo de corta duración.
4. Los no
en un conflicto manejado con sabiduría:
a. No usemos artillería pesada (Ef.
4:29-31). Prov. 10:19, 32, 15:1.
b. No ventilar los trapitos sucios en público (¡solo
en FB!).
c. No use amenazas: ¡Llamaré a mi abogado y te arreglas con él!
d. No seamos resentidos: mantenemos
el silencio como nuestra arma preferida.
No responderé hasta que me pida perdón o me traiga un regalo. No le voy
hablar hasta que él o ella lo haga primero.
e. No use la relación sexual como arma de
combate.
No demos lugar al diablo (Ef. 4:27): Un
conflicto mal manejado podemos darle lugar al diablo (2 Cor. 2:11, para que Satanás
no gane ventaja alguna sobre nosotros, pues no ignoramos sus maquinaciones). Busquemos a Dios y sepamos escuchar su
voz. Intentemos comprender a nuestro
cónyuge y a usted mismo. Converse con su cónyuge sin gritar ni
amenazar. Controlemos nuestro
temperamento.
Tercero, saber perdonar. Efesios 4:32
nos recuerda, Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros…un paso previo al perdón es quitar de nuestro corazón
toda amargura (Ef. 4:31). El verbo quitarse es un imperativo. Es una orden a obedecer. No podemos entrar en la esfera del perdón
hasta que estemos libres de toda amargura.
Hebreos 12:15 dice, Mirad bien, no sea que alguno deje de
alcanzar la gracia de Dios, que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y
por ella muchos sean contaminados. La
amargura no beneficia a nadie mismo la falta de perdón en la vida
matrimonial. Estorba, causa dificultades
y no crecemos.
Finalmente, envejecer juntos. En 1 Reyes
1:1-4, se describe cuando el rey David ya estaba anciano, se le buscó una joven
que durmiera con él y lo calentase. La
Biblia describe que David tuvo por lo menos 8 esposas (Ahinoam, Abigail, Maaca,
Haguit, Abital, Egla, Betsabé y Mical hija de Saúl). Consideremos, si David tuvo tantas esposas y
no digamos concubinas, ¿por qué se necesitó en su vejez, verse en la necesidad
de buscar una joven que lo abrigase?
¿Dónde están sus esposas? Lo que
podemos inferir, es que David no cultivó una buena y estrecha relación con ellas. Quizá fueron únicamente como objetos sexuales
únicamente. Proverbios 5:18-19 dice, Alégrate con la mujer de tu juventud….sus
caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre (te
haga feliz). El matrimonio es una
relación de dos, donde ambos debemos hacer ajustes permanentes. ¿Cómo estamos edificando nuestro matrimonio? Seamos prudentes porque lo estamos haciendo
con buenos materiales y el terreno adecuado.
Obedeszcamos los principios bíblicos y veremos los frutos de ello. Dios bendiga sus vidas y matrimonios.
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