Exhortaciones para correr con
propósitos (Hebreos 12:1-2).
Henry Martin quizá no sea muy
conocido hoy día. Fue misionero inglés
que sirvió a la causa de Cristo en la India, Irán y países árabes. Sus capacidades lingüísticas lo llevaron a la
gran obra de su vida. Nació en
Inglaterra en 1781 y murió en 1812 (vivió 31 años). Este hombre fue llamado al ministerio de las
misiones. A decir verdad, supo correr su
vida con propósitos. Tradujo el NT al hindú,
árabe y persa (estudio el persa en 9 meses).
Al momento de traducir el NT al persa se enteró que no podía imprimirlo
ni ponerlo en circulación sin el permiso del Sha. Tuvo que viajar mil km a Teherán y allí le
negaron el permiso para verle. Emprendió
el regreso y viajó 600 km a buscar al embajador británico. Este le dio cartas de presentación y regresó
a Teherán (año 1812). El viaje se hizo a
lomo de mula. Viajando de noche y
descansando de día y así protegerse del ardiente sol del desierto. Finalmente llegó a Teherán, lo recibió el Sha
y logró el debido permiso para imprimir y poner en circulación el NT en persa. Diez días…..murió. Henry Martin ni tuvo una vida cómoda ni
fácil. No vivió muchos años, pero sus
años los vivió con propósitos bien definidos.
Jesús en Mateo 10:38-39 nos recuerda:
El que no toma su cruz y sigue en
pos de mí, no es digno de mi. El que
halla su vida, la perderá, y el que pierde su vida por causa de mí, la
hallará.
¿Cómo
estamos corriendo nuestra vida? El
escritor del libro de los Hebreos nos da una serie de exhortaciones de cómo
debemos correr nuestra vida cristiana.
Primero nos dice que debemos
despojarnos de todo peso (v. 1). Nos
hace recordar correr lo mejor posible.
Tenemos una gran multitud de espectadores que nos observan cómo estamos
compitiendo. Hoy los fabricantes de ropa
deportiva sin quererlo siguen las instrucciones bíblicas de competir con la mas
mínima carga posible. Los fabricantes
prefieren materiales sintéticos. El
algodón mantiene el sudor con facilidad lo cual no es agradable para el
deportista. La lycra es la preferida por
las fabricantes y deportistas.
Despojarse de todo peso, es para dar agilidad al competidor y facilitar
el esfuerzo.
Segundo,
despojarnos del pecado que nos
asedia. Pecado es toda acción que
ofende la santidad de nuestro Dios. El
pecado nos estorba. Afecta nuestra
relación con Dios y detiene nuestro crecimiento espiritual. El escritor nos hace ver que el pecado nos
asedia. El pecado está en todo
lugar. Hay varios pasajes donde nos da
listas de acciones que debemos despojarnos.
Veamos algunos de ellos:
1. Efesios 4:25-31 nos dice: desechando
la mentira….Airaos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo…El
que hurtaba, no hurte mas….Ninguna palabra corrompida salga de vuestra
boca….Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia,
y toda malicia.
2. Colosenses 3:8-9 nos dice: Pero
ahora dejad…..estas cosas: ira, enojo,
malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros….
3. 1 Pedro 1:15 nos recuerda, Sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.
Tercero,
corramos con paciencia. Hebreos 11, describe una lista de hombres
y mujeres que hicieron de la fe su motivación para correr en sus vidas. ¿Cómo vivieron ellos), los versículos 36-40
lo describe. La vida cristiana debe
vivirse como una carrera de maratón (42 km) no como una carrera de 100
metros. La paciencia es sinónimo de
resistencia, determinación de seguir corriendo sin ceder a pesar de…..Santiago
1.3-4 dice, Sabiendo que le prueba de
vuestra fe produce paciencia. Mas tenga
la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os
falta nada. Así que, al momento de
correr, la paciencia es fundamental para seguir corriendo. Lo mas sencillo sin este fruto del ES es
abandonar la carrera, desertar. Sin una
fe fuerte en la soberanía de Dios, podemos quedar fácilmente marginados y
distraídos del propósito de Dios en nuestras vidas. El hijo pródigo es un buen ejemplo. Debido a
su rebeldía y afán por tener por adelantado, exige los bienes que según él ya
le corresponden. ¿Qué hizo después de
recibir de su padre lo exigido? Lucas 15
lo describe claramente. Se fue lejos….allí desperdicio sus bienes
perdidamente….vino una gran hambre….y comenzó a faltarle…fue y se arrimó a uno
de los ciudadanos…le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Si este joven inexperto hubiese corrido
con propósitos no hubiese enfrentando toda esta serie de dificultades. No tuvo ni fe ni paciencia. Salmos 37:5 dice, Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él, y él hará.
Finalmente,
debemos tener puestos los ojos en Jesús (v.
2). Nuestro mejor ejemplo para seguir
corriendo nuestra vida cristiana, sigue siendo Jesús. Los corredores
mencionados en Hebreos 11 son muy buenos.
Sin embargo ninguno como Jesús. Nuestra
vista debe estar permanente en el Señor.
Un grave error que cometemos seguido, es correr viendo cómo correr los
demás. La carrera cristiana es personal
no colectiva. Dios nos pedirá cuentas de
nuestra vida y no de los demás. No
debemos desorientarnos y desviar nuestra vida de Cristo. Fijando
nuestra vista, debe ser una acción constante. En Mateo 14:30, se describe
que Pedro comenzó a hundirse en el mar al quitar su mirada de Cristo y ponerla
en el fuerte viento, tuvo miedo. Así
que, sigamos corriendo firmes sin quitar nuestra mirada de Jesús, autor y
consumador de la fe. Recordemos la vida
de Henry Martin. Este misionero vivió
con un propósito, traducir las Escrituras a otros idiomas. Dios lo usó maravillosamente. ¿Qué de
nosotros? Corramos con propósitos y Dios
nos usará mas efectivamente. Bendiciones
a todos.
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