lunes, 26 de junio de 2017

Exhortaciones para correr con propósitos (Hebreos 12:1-2).
Henry Martin quizá no sea muy conocido hoy día.  Fue misionero inglés que sirvió a la causa de Cristo en la India, Irán y países árabes.  Sus capacidades lingüísticas lo llevaron a la gran obra de su vida.  Nació en Inglaterra en 1781 y murió en 1812 (vivió 31 años).  Este hombre fue llamado al ministerio de las misiones.  A decir verdad, supo correr su vida con propósitos.  Tradujo el NT al hindú, árabe y persa (estudio el persa en 9 meses).  Al momento de traducir el NT al persa se enteró que no podía imprimirlo ni ponerlo en circulación sin el permiso del Sha.  Tuvo que viajar mil km a Teherán y allí le negaron el permiso para verle.  Emprendió el regreso y viajó 600 km a buscar al embajador británico.  Este le dio cartas de presentación y regresó a Teherán (año 1812).  El viaje se hizo a lomo de mula.  Viajando de noche y descansando de día y así protegerse del ardiente sol del desierto.  Finalmente llegó a Teherán, lo recibió el Sha y logró el debido permiso para imprimir y poner en circulación el NT en persa.  Diez días…..murió.  Henry Martin ni tuvo una vida cómoda ni fácil.  No vivió muchos años, pero sus años los vivió con propósitos bien definidos.  Jesús en Mateo 10:38-39 nos recuerda:  El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mi.  El que halla su vida, la perderá, y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. 
            ¿Cómo estamos corriendo nuestra vida?  El escritor del libro de los Hebreos nos da una serie de exhortaciones de cómo debemos correr nuestra vida cristiana.  Primero nos dice que debemos despojarnos de todo peso (v. 1).  Nos hace recordar correr lo mejor posible.  Tenemos una gran multitud de espectadores que nos observan cómo estamos compitiendo.  Hoy los fabricantes de ropa deportiva sin quererlo siguen las instrucciones bíblicas de competir con la mas mínima carga posible.  Los fabricantes prefieren materiales sintéticos.  El algodón mantiene el sudor con facilidad lo cual no es agradable para el deportista.  La lycra es la preferida por las fabricantes y deportistas.  Despojarse de todo peso, es para dar agilidad al competidor y facilitar el esfuerzo. 
            Segundo, despojarnos del pecado que nos asedia.  Pecado es toda acción que ofende la santidad de nuestro Dios.  El pecado nos estorba.  Afecta nuestra relación con Dios y detiene nuestro crecimiento espiritual.  El escritor nos hace ver que el pecado nos asedia.  El pecado está en todo lugar.  Hay varios pasajes donde nos da listas de acciones que debemos despojarnos.  Veamos algunos de ellos:
            1.  Efesios 4:25-31 nos dice:  desechando la mentira….Airaos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo…El que hurtaba, no hurte mas….Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca….Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
            2.  Colosenses 3:8-9 nos dice:  Pero ahora dejad…..estas cosas:  ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.  No mintáis los unos a los otros….
            3.  1 Pedro 1:15 nos recuerda, Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. 
            Tercero, corramos con paciencia.  Hebreos 11, describe una lista de hombres y mujeres que hicieron de la fe su motivación para correr en sus vidas.  ¿Cómo vivieron ellos), los versículos 36-40 lo describe.  La vida cristiana debe vivirse como una carrera de maratón (42 km) no como una carrera de 100 metros.  La paciencia es sinónimo de resistencia, determinación de seguir corriendo sin ceder a pesar de…..Santiago 1.3-4 dice, Sabiendo que le prueba de vuestra fe produce paciencia.  Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falta nada.  Así que, al momento de correr, la paciencia es fundamental para seguir corriendo.  Lo mas sencillo sin este fruto del ES es abandonar la carrera, desertar.  Sin una fe fuerte en la soberanía de Dios, podemos quedar fácilmente marginados y distraídos del propósito de Dios en nuestras vidas.  El hijo pródigo es un buen ejemplo. Debido a su rebeldía y afán por tener por adelantado, exige los bienes que según él ya le corresponden.  ¿Qué hizo después de recibir de su padre lo exigido?  Lucas 15 lo describe claramente.  Se fue lejos….allí desperdicio sus bienes perdidamente….vino una gran hambre….y comenzó a faltarle…fue y se arrimó a uno de los ciudadanos…le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.  Si este joven inexperto hubiese corrido con propósitos no hubiese enfrentando toda esta serie de dificultades.  No tuvo ni fe ni paciencia.  Salmos 37:5 dice, Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él, y él hará. 

            Finalmente, debemos tener puestos los ojos en Jesús (v. 2).  Nuestro mejor ejemplo para seguir corriendo nuestra vida cristiana, sigue siendo Jesús. Los corredores mencionados en Hebreos 11 son muy buenos.  Sin embargo ninguno como Jesús.  Nuestra vista debe estar permanente en el Señor.  Un grave error que cometemos seguido, es correr viendo cómo correr los demás.  La carrera cristiana es personal no colectiva.  Dios nos pedirá cuentas de nuestra vida y no de los demás.   No debemos desorientarnos y desviar nuestra vida de Cristo.  Fijando nuestra vista, debe ser una acción constante. En Mateo 14:30, se describe que Pedro comenzó a hundirse en el mar al quitar su mirada de Cristo y ponerla en el fuerte viento, tuvo miedo.  Así que, sigamos corriendo firmes sin quitar nuestra mirada de Jesús, autor y consumador  de la fe. Recordemos la vida de Henry Martin.  Este misionero vivió con un propósito, traducir las Escrituras a otros idiomas.  Dios lo usó maravillosamente. ¿Qué de nosotros?  Corramos con propósitos y Dios nos usará mas efectivamente.  Bendiciones a todos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario