lunes, 4 de septiembre de 2017

El llamado de Dios en la vida de Josué (Josué1:1-9)

El llamado de Dios en la vida de Josué (Josué1:1-9)
La Biblia es el libro sagrado donde describe entre otras cosas, cómo Dios usa a personas comunes y corrientes para cumplir Sus planes.  ¿Por qué Dios usa a unos y no a otros?  El llamado de Dios depende de Su soberanía pero al mismo tiempo, depende de nuestra disponibilidad y disposición.  Todas estas situaciones son necesarias. 
            Josué fue un hombre con disponibilidad y disposición que sirvió a un gran Dios.  A pesar de su pasado (vivió como esclavo con grandes dificultades y llamado en su juventud, Éx. 3:7, 33:11).  ¿Cómo estamos respondiendo al llamado de Dios?  El llamado a Josué ocurre en un momento complicado para el pueblo de Israel y para Josué mismo.  Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué, hijo de Nun, servidor de Moisés.  Este hombre y servidor de Dios ya había muerto.  Moisés representaba mucho para Israel.  Dirigió el éxodo y la travesía por el desierto por 40 largos años.  Fue el instrumento humano usado por Dios para establecer las instituciones religiosas en Israel. Dios mismo afirma en Deuteronomio 34:10, Y nunca mas se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido a Jehová cara a cara….La vida de Israel estaba muy ligada a Moisés y sustituirle no era tarea fácil ni sencilla.  Se le reconoce su pasado fiel como siervo de Jehová.
            Moisés muere….Dios llama a Josué.  Moisés ya no estaba, había muerto pero…..Dios sigue vivo y al frente del pueblo de Israel y hoy de nuestras vidas.  Debemos saber que cuando un hombre de Dios se mueve a otro lugar o muere, nada de Dios se mueve.  Sus planes siguen adelante.  Como hemos dicho, no era fácil sustituir a Moisés.  Fue todo un héroe y hombre de Dios.  Es interesante que en muchas ocasiones, Dios llama a personas diferentes al predecesor.  Sin embargo, Dios nunca se equivoca.  Moisés era un hombre intelectual y debidamente preparado (Hechos 7:22, Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en sus palabras y obras).  Josué en cambio tenía mas tendencia militar.  Era un hombre de acción.  Dios llamó a Moisés a liberar al pueblo.  Darles leyes, estatutos, decretos y dirigirlos por el desierto.  En cambio Josué, fue llamado a introducir al pueblo a la tierra prometida.  Debían pelear para conquistarla y distribuirla.  Fueron tareas diferentes. 
            Dios da una orden a Josué (v. 2), ….ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.  ¿Qué representaba esta orden?  Representaba el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham años atrás (Gn. 12:7, 13:14-17).  La tierra era una promesa divina:  a la tierra que yo les doy…(v. 2)….Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés.  Al mismo tiempo esta orden va acompañada de promesas oportunas para Josué:  Yo os he entregado….todo lugar que pisare la planta de vuestro pie (v. 3)…..desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates….será vuestro territorio (v. 4)…..Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida, como estuve con Moisés, estaré contigo (v. 5).  Las promesas hechas a Josué por nuestro Dios eran oportunas para su vida.  Durante mas de 40 años, Josué fue un buen segundo.  La presencia de Moisés le acompañó y durante la travesía en el desierto, tuvo un papel menos protagónico como ahora la tocaba.  En medio de todo, el Señor le promete, como estuve con Moisés estaré contigo, no te dejaré, ni te desampararé (v. 5).  En ese momento Josué y hoy nosotros necesitamos Su presencia.  Eso hizo la diferencia en Josué y de cierto en nosotros también.  Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida.  Tuvo una vida victoriosa asegurada.  La única derrota que describe el libro de Josué (capítulo 7), tuvo que ver con el pecado del pueblo (específicamente Acán) y no por la falla en Dios.  Dirigir dos millones de personas en terreno hostil  y desconocido, con enemigos con experiencia militar no era fácil ni sencillo.  Josué debió confiar en la promesa divina y hoy nosotros también.  Dios le garantizaba Su presencia permanente (no te dejaré, ni te desampararé).

            Finalmente Dios hace demandas a Josué (v. 6-9).  Debía esforzarse y ser valiente:  Esfuérzate y sé valiente (v. 6)….Solamente esfuérzate y sé muy valiente (v. 7)….Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente (v. 9).  Josué agregado a las promesas de ayuda divina, él debía poner energía, valor, ánimo, ser valeroso y no ser cobarde.  La labor no era fácil.  Como se dijo, hasta hace poco, Josué fue un segundo ahora le tocaba ser primero.  A pesar de las muestras del poder de Dios, Israel seguía siendo un pueblo rebelde, difícil, quejoso y con la idea permanente de regresar a Egipto a pesar de…(Número 11:5, 14:2-4).  Josué también debía buscar la dirección divina por medio de la Palabra escrita:  Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien).  El tener siempre presente lo que Dios nos pide en Su palabra es una recomendación oportuna para Josué en aquel tiempo como lo es para hoy día.  El éxito de Moisés y Josué estuvo en el buen uso de la Palabra de Dios en sus vidas. Meditar, es la lectura profunda de las Escrituras con una actitud de reflexión sobre lo que se lee y aplicarlo a nuestras propias vidas.   Hay un llamado a la obediencia, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito.  La mejor decisión  que podemos tomar en nuestras vidas es dejarnos guiar por lo que Dios dice en Su palabra.  Josué salió beneficiado y nosotros también.   Josué fue un hombre con disponibilidad y disposición que sirvió a un gran Dios.  A pesar de su pasado, Dios le usó.  ¿Cómo estamos respondiendo al llamado de Dios?    Estemos dispuestos y disponibles.  Bendiciones.  

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