El llamado de Dios en la vida de
Josué (Josué1:1-9)
La Biblia es el libro sagrado
donde describe entre otras cosas, cómo Dios usa a personas comunes y corrientes
para cumplir Sus planes. ¿Por qué Dios
usa a unos y no a otros? El llamado de
Dios depende de Su soberanía pero al mismo tiempo, depende de nuestra disponibilidad y disposición. Todas estas situaciones son
necesarias.
Josué
fue un hombre con disponibilidad y disposición que sirvió a un gran Dios. A pesar de su pasado (vivió como esclavo con
grandes dificultades y llamado en su juventud, Éx. 3:7, 33:11). ¿Cómo estamos respondiendo al llamado de
Dios? El llamado a Josué ocurre en un
momento complicado para el pueblo de Israel y para Josué mismo. Aconteció
después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué, hijo
de Nun, servidor de Moisés. Este
hombre y servidor de Dios ya había muerto.
Moisés representaba mucho para Israel.
Dirigió el éxodo y la travesía por el desierto por 40 largos años. Fue el instrumento humano usado por Dios para
establecer las instituciones religiosas en Israel. Dios mismo afirma en
Deuteronomio 34:10, Y nunca mas se
levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido a Jehová cara a
cara….La vida de Israel estaba muy ligada a Moisés y sustituirle no era
tarea fácil ni sencilla. Se le reconoce
su pasado fiel como siervo de Jehová.
Moisés
muere….Dios llama a Josué. Moisés ya no
estaba, había muerto pero…..Dios sigue vivo y al frente del pueblo de Israel y
hoy de nuestras vidas. Debemos saber que
cuando un hombre de Dios se mueve a otro lugar o muere, nada de Dios se
mueve. Sus planes siguen adelante. Como hemos dicho, no era fácil sustituir a
Moisés. Fue todo un héroe y hombre de
Dios. Es interesante que en muchas
ocasiones, Dios llama a personas diferentes al predecesor. Sin embargo, Dios nunca se equivoca. Moisés era un hombre intelectual y
debidamente preparado (Hechos 7:22, Y fue
enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en sus
palabras y obras). Josué en cambio
tenía mas tendencia militar. Era un hombre
de acción. Dios llamó a Moisés a liberar
al pueblo. Darles leyes, estatutos,
decretos y dirigirlos por el desierto.
En cambio Josué, fue llamado a introducir al pueblo a la tierra
prometida. Debían pelear para
conquistarla y distribuirla. Fueron
tareas diferentes.
Dios
da una orden a Josué (v. 2), ….ahora,
pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo
les doy a los hijos de Israel. ¿Qué
representaba esta orden? Representaba el
cumplimiento de la promesa hecha a Abraham años atrás (Gn. 12:7,
13:14-17). La tierra era una promesa
divina: a la tierra que yo les doy…(v. 2)….Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés. Al mismo tiempo esta orden va acompañada
de promesas oportunas para Josué: Yo os he entregado….todo lugar que pisare la
planta de vuestro pie (v. 3)…..desde
el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates….será vuestro territorio (v.
4)…..Nadie te podrá hacer frente en todos
los días de tu vida, como estuve con Moisés, estaré contigo (v. 5). Las promesas hechas a Josué por nuestro Dios
eran oportunas para su vida. Durante mas
de 40 años, Josué fue un buen segundo.
La presencia de Moisés le acompañó y durante la travesía en el desierto,
tuvo un papel menos protagónico como ahora la tocaba. En medio de todo, el Señor le promete, como estuve con Moisés estaré contigo, no te
dejaré, ni te desampararé (v. 5). En
ese momento Josué y hoy nosotros necesitamos Su presencia. Eso hizo la diferencia en Josué y de cierto
en nosotros también. Nadie te podrá hacer frente en todos los
días de tu vida. Tuvo una vida
victoriosa asegurada. La única derrota
que describe el libro de Josué (capítulo 7), tuvo que ver con el pecado del
pueblo (específicamente Acán) y no por la falla en Dios. Dirigir dos millones de personas en terreno
hostil y desconocido, con enemigos con
experiencia militar no era fácil ni sencillo.
Josué debió confiar en la promesa divina y hoy nosotros también. Dios le garantizaba Su presencia permanente (no te dejaré, ni te desampararé).
Finalmente
Dios hace demandas a Josué (v. 6-9).
Debía esforzarse y ser valiente: Esfuérzate y sé valiente (v. 6)….Solamente esfuérzate y sé muy valiente (v.
7)….Mira que te mando que te esfuerces y
seas valiente (v. 9). Josué agregado
a las promesas de ayuda divina, él debía poner energía, valor, ánimo, ser
valeroso y no ser cobarde. La labor no
era fácil. Como se dijo, hasta hace
poco, Josué fue un segundo ahora le tocaba ser primero. A pesar de las muestras del poder de Dios,
Israel seguía siendo un pueblo rebelde, difícil, quejoso y con la idea
permanente de regresar a Egipto a pesar de…(Número 11:5, 14:2-4). Josué también debía buscar la dirección
divina por medio de la Palabra escrita: Nunca se apartará de tu boca este libro de
la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito, porque entonces harás prosperar tu
camino y todo te saldrá bien). El
tener siempre presente lo que Dios nos pide en Su palabra es una recomendación
oportuna para Josué en aquel tiempo como lo es para hoy día. El éxito de Moisés y Josué estuvo en el buen
uso de la Palabra de Dios en sus vidas. Meditar,
es la lectura profunda de las Escrituras con una actitud de reflexión sobre
lo que se lee y aplicarlo a nuestras propias vidas. Hay un llamado a la obediencia, para que guardes y hagas conforme a todo lo
que está escrito. La mejor
decisión que podemos tomar en nuestras
vidas es dejarnos guiar por lo que Dios dice en Su palabra. Josué salió beneficiado y nosotros también. Josué
fue un hombre con disponibilidad y disposición que sirvió a un gran Dios. A pesar de su pasado, Dios le usó. ¿Cómo estamos respondiendo al llamado de
Dios? Estemos dispuestos y
disponibles. Bendiciones.
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