lunes, 18 de septiembre de 2017

La obediencia siempre trae bendición (Josué 6:1-10).

La obediencia siempre trae bendición (Josué 6:1-10).
Uno de los principios básicos del cristianismo es la obediencia a las reglas de Dios.  Por medio de nuestra obediencia, Dios busca protegernos del mal y hacernos daño nosotros mismos.  No esperemos desobedecer y que no haya consecuencias a enfrentar.  La obediencia a Dios involucra un compromiso a Él, sin importar las consecuencias.  Debemos tener presente, la obediencia siempre demanda valor. Muchas veces Dios nos pedirá hacer cosas que nos harán dudar y la duda trae temor contrario al valor.  Tenemos el ejemplo de los diez espías como contagiaron a todo el pueblo para no obedecer a Dios y se llenan de temor, pesimismo y falto de fe y no ir a conquistar la tierra prometida (Números 13.28, 31, 32-339.  Por el contrario, Josué y Caleb demostraron valor y fe.  Ellos le creyeron a Dios y confiaron que era capaz de cumplir Sus promesas (Números 13:30, 14:7-9).
         El pasaje arriba citado, describe la primer batalla que Josué al frente del ejército de Israel deben enfrentar.  Esta acción era importante por ser la primera.  Jericó era una enorme ciudad con doble muralla de por lo menos unos 4 metros de altura.  Nos dice que Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel (Josué 6:1).  Estaba situada en una colina.  Estratégicamente, ayuda mucho a la ciudad y la hacia complicada tomarla.  Recordemos que unos años antes, diez espías habían contagiado a todo el pueblo de gran temor, desánimo al grado que afirmaron:  no podremos subir contra aquel pueblo, porque es mas fuerte que nosotros (Números 13:31).  En medio de toda la emoción de entrar en combate suceden dos cosas:
         1.  Josué recibe una firme promesa (v. 2):  Mas Jehová dijo a Josué:  Mira yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.  Esta palabra debió ser sumamente oportuna para Josué.  Debió animarle.  Agregado a ello, recordemos lo que Hebreos 11:30 dice,  Por la fe cayeron los muros de Jericó, después de rodearlos siete días.  La ciudad de Jericó fue un regalo de Dios para su pueblo.  Israel, debía aprender que la tierra era un reglo que debía recibirse por fe.  Tomar la ciudad era una tarea difícil, pero con la ayuda de Dios sí sería posible. 
         2.  Josué recibe la estrategia a seguir (v. 3-5):  Empezar ganando siempre es importante.  Debemos decir, que la estrategia a seguir no tiene mucho de militar.  El cómo tomarían la ciudad a nuestros ojos no era la mas acertada.  Esa era la estrategia divina….a decir verdad no siempre gusta….y no siempre la obedecemos.  Debían rodear la ciudad por seis días en silencio (v. 3). Siete sacerdotes debían marchar al frente con cuernos de bocinas (v. 4).  Al séptimo día debían hacer lo mismo pero en esta ocasión debían gritar y los muros caerían,  Todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá, entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia delante (v. 4c-5). 
         Josué y todo el pueblo siguen las instrucciones y obedecen.  Es interesante que nadie discutió la estrategia a seguir.  Cualquier razonamiento humano pudo refutar al comandante Josué.  Nadie en su sano juicio va a la guerra llevando instrumentos musicales, ir en silencio y rodear la ciudad por seis días sin hace nada mas.  Para el hombre era ilógico….no para Dios.  El pueblo obedeció.  Así dieron otra vuelta a la ciudad….y de esta manera hicieron durante seis días (v. 14).  La obediencia siempre demanda valor.  Como hemos dicho, ir al frente de batalla con instrumentos musicales y el arca era cuestionable al ojo humano.  No se puede enfrentar un ejército con trompetas frente a espadas, lanzas y flechas.  La obediencia abre el corazón de Dios y siempre seremos beneficiados.  ¡Nadie jamás alguien podrá decir, me fue mal por ser obediente a Dios!.  Juan 14:23 dice, El que me ama, mi palabra guardará….Si alguien me ama, también me obedece, TLA.  Algunas veces Dios nos pedirá cosas que no tienen sentido (Lucas 5:5).  Nuestra obediencia permitirá a Dios demostrar su poder.
         Dios cumple su palabra.  Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas, y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó.  El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia delante, y la tomaron (v. 20).  Dos detalles con lo anterior:
         1.  Nuestra obediencia permite a Dios demostrar su poder:  eso siempre ha sido así.  No siempre entenderemos sus instrucciones en el cómo  Dios hará las cosas.  Sus reglas o estrategia no serán claras para nosotros.  Pero recordemos, somos llamados a obedecer no a cuestionarlo.
         2.  Nuestra obediencia a Dios nunca producirá decepción en nosotros.  Abraham y Sara debieron esperar 25 años para tener a Isaac.  Adelantar el tiempo de Dios produce dificultades (tener a Ismael con Agar por ejemplo).  Noé obedeció las instrucciones de Dios para construir el arca a pesar que la lluvia era desconocida hasta entonces en la tierra (Gn. 2:5, …porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra…).
         3.  Nuestra obediencia a Dios producirá cambios profundos en nuestra vida.  Lucas 5:10 dice, Pero Jesús dijo a Simón:  No temas, desde ahora serás pescador de hombres. 
         4.  Nuestra obediencia a Dios demostrará que le amamos y reconocemos Su autoridad sobre nosotros.  Juan 14:23 dice, Si alguien me ama, también me obedece TLA. 

         Hemos dicho al principio, uno de los principios básicos del cristianismo es la obediencia a las reglas de Dios.  Por medio de nuestra obediencia, Dios busca protegernos del mal y hacernos daño nosotros mismos.  No esperemos desobedecer y que no haya consecuencias a enfrentar.  La obediencia a Dios involucra un compromiso a Él, sin importar las consecuencias.  ¡Nunca lamentaremos obedecer a Dios!  Bendiciones a todos. 

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