¡Cuidado con nuestro
hablar! (Números 12).
Moisés durante su travesía en
el desierto, tuvo que enfrentar diferentes situaciones complicadas respecto a
su posición como líder de Israel. El
capitulo mencionado arriba, describe el cuestionamiento de sus propios
hermanos. Ellos cuestionan con quién se
había casado y que tanto María como Aarón tenían los mismo privilegios y nivel
de autoridad que él.
Todo aquel que se meta al difícil papel de dirigir, debe
estar consciente que ya se justificada o no, estará sujeto a la crítica. ¡Será imposible evitarlo! Ahora, la humildad del líder se manifestará
en cómo enfrenta esa crítica. Proverbios
6:16, 19 nos recuerda, Seis cosas
aborrece Jehová…el que siembra discordias entre hermanos. Así que sencillamente, Dios no se agrada
con las personas que promueven conflictos.
En el idioma hebreo hay una expresión, Lashón Hará: significa
lengua maligna. Es la acción de hablar o
proferir palabras con una motivación perversa que traerá duda o descrédito
personal. Debemos estar conscientes lo
fácil que es desprestigiar y lo difícil que es restablecerlo.
Debemos ser cuidadosos en nuestro hablar. María y
Aarón hablaron contra Moisés a causa de…(v. 1). El verbo hablar tiene un sentido destructivo,
burlarse o divulgar algo. Una de
nuestras mayores debilidades es hablar con facilidad y emitir juicios en muchas
ocasiones sin tener suficiente información. Prov. 10:32 dice, Los labios del justo saben hablar lo que
agrada, mas la boca de los impíos habla perversidades. El escritor sagrado hace un gran
contraste entre una persona justa que sabe hablar y lo contrario, el impío que
no lo hace. Ambos se creyeron con el
derecho de cuestionar a su hermano menor.
Recordemos que Aarón era el sumo sacerdote (Éx. 28:1) y María se le describe como profetiza (Éx.
15:20). Moisés se había casado con una
mujer no israelita (quizá tez morena).
Eso no gustó a la familia. Pero
se agrega un cuestionamiento de índole espiritual, ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? (v.
2). Lo interesante del caso, es que ni María ni Aarón consideraron que en
la plática había un testigo silencioso, invisible pero determinante: Y lo
oyó Jehová (v. 2). Esto debe ser motivo para que seamos cuidadosos y
prudentes en nuestro hablar.
Debemos ser respetuosos unos con otros (v. 3-13). Y aquel
varón Moisés era muy manso (v. 3).
Hasta aquí el afectado, Moisés, no ha dicho nada para defenderse,
justificar o explicar lo que sus hermanos le dicen. Respecto a Jesús (nuestro modelo por
excelencia) dice en Mateo 27:13-14, Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra
ti? Pero Jesús no le respondió ni una
palabra. En Isaías 53:7 agrega, Angustiado él, y afligido, no abrió su
boca…enmudeció, y no abrió su boca. Respecto a nosotros, el apóstol Pablo nos
dice en 2 Timoteo 2:24, Porque el siervo
del Señor NO debe ser contencioso, sino amable para con todos…
Ahora le toca hablar a quien le corresponde y María y Aarón
debe callar y escuchar. Oíd ahora mis palabras (v. 6). Dios mismo respalda y defiende a Moisés en su
liderazgo. No así mi siervo Moisés, que
es fiel en toda mi casa. Moisés era
fiel leal, digno de confianza. Ninguno
de ellos (María ni Aarón) estaban al nivel de su hermano menor. Él tenía un honor especial: tenía una comunicación directa con Dios. Moisés tenía revelaciones únicas que nadie
mas disfrutaba. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras, y verá la
apariencia de Jehová (v. 8). Después
de explicar la posición y nivel de Moisés, Dios les pregunta, ¿Por qué, pues no tuviste temor de hablar
contra mi siervo Moisés? (v. 8).
¿Temor? Sin duda alguna, ninguno
de ellos jamás pensaron tener temor de hablar y cuestionar a su hermano. Ninguno de ellos reconocieron la autoridad de
Moisés, se creyeron con el derecho y autoridad de juzgarle.
La respuesta divina a este pecado (v. 11, locamente hemos actuado, y hemos pecado)
fue contundente e inesperado a la vez.
María es castigada con lepra.
¿Por qué solo ella? El v. 1 dice,
María y Aarón hablaron contra Moisés…de
ello se deduce que ella fue la líder en esta rebelión. Su hermano Aarón inmediatamente se da cuenta
de la gravedad del asunto y se humilla pidiendo perdón e intercediendo por su
hermana. La respuesta de Moisés muestra
un gran ejemplo de corazón pastoral. Entonces Moisés clamó a Jehová
diciendo: Te ruego, oh, Dios que la
sanes ahora (v. 13). Es ejemplar la
reacción de Moisés a pesar de todo. Sus
hermanos le habían traicionado, criticado y calumniado sin embargo, no pagó mal
por mal (Romanos 12:17, No paguéis a
nadie mal por mal…).
Todo pecado tiene sus consecuencias. Aquí no fue la excepción. María es humillada públicamente. Dios ordena,
Sea echada fuera del campamento. Aunque María gozaba de prestigio por su
posición como profeta delante del pueblo. Tuvo que pasar esta humillación. Esto sin duda alguna, debió servir como
ejemplo para todo el pueblo de Israel.
Así también dice que el pueblo no
pasó hasta que se reunió María con ellos (v. 14-15). Ella estuvo fuera del campamento por siete
días. Fue un atraso que el pueblo tuvo
que enfrentar. Aplicándolo para hoy día.
La obra de Dios también no avanza cuando se enfrentar a situaciones como
la expuesta. La humildad del líder se
manifestará en cómo enfrenta la crítica.
Esta siempre existirá con o sin razón.
Finalmente, Levítico 19:16 dice, No
andarás chismeando entre tu pueblo. No
atentarás contra la vida de tu prójimo.
Yo Jehová. Seamos un pueblo
respetuoso unos con otros y con las autoridades de la iglesia. Dios les bendiga.
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