lunes, 4 de diciembre de 2017

¡Cuidado con nuestro hablar! (Números 12).

¡Cuidado con nuestro hablar!  (Números 12).
Moisés durante su travesía en el desierto, tuvo que enfrentar diferentes situaciones complicadas respecto a su posición como líder de Israel.  El capitulo mencionado arriba, describe el cuestionamiento de sus propios hermanos.  Ellos cuestionan con quién se había casado y que tanto María como Aarón tenían los mismo privilegios y nivel de autoridad que él.
         Todo aquel que se meta al difícil papel de dirigir, debe estar consciente que ya se justificada o no, estará sujeto a la crítica.  ¡Será imposible evitarlo!  Ahora, la humildad del líder se manifestará en cómo enfrenta esa crítica.  Proverbios 6:16, 19 nos recuerda, Seis cosas aborrece Jehová…el que siembra discordias entre hermanos.  Así que sencillamente, Dios no se agrada con las personas que promueven conflictos.  En el idioma hebreo hay una expresión, Lashón Hará:  significa lengua maligna.  Es la acción de hablar o proferir palabras con una motivación perversa que traerá duda o descrédito personal.  Debemos estar conscientes lo fácil que es desprestigiar y lo difícil que es restablecerlo.
         Debemos ser cuidadosos en nuestro hablar.  María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de…(v. 1).  El verbo hablar tiene un sentido destructivo, burlarse o divulgar algo.  Una de nuestras mayores debilidades es hablar con facilidad y emitir juicios en muchas ocasiones sin tener suficiente información. Prov. 10:32 dice, Los labios del justo saben hablar lo que agrada, mas la boca de los impíos habla perversidades.  El escritor sagrado hace un gran contraste entre una persona justa que sabe hablar y lo contrario, el impío que no lo hace.  Ambos se creyeron con el derecho de cuestionar a su hermano menor.  Recordemos que Aarón era el sumo sacerdote (Éx. 28:1)  y María se le describe como profetiza (Éx. 15:20).  Moisés se había casado con una mujer no israelita (quizá tez morena).  Eso no gustó a la familia.  Pero se agrega un cuestionamiento de índole espiritual, ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová?  ¿No ha hablado también por nosotros? (v. 2).  Lo interesante del caso,  es que ni María ni Aarón consideraron que en la plática había un testigo silencioso, invisible pero determinante:  Y lo oyó Jehová (v. 2). Esto debe ser motivo para que seamos cuidadosos y prudentes en nuestro hablar.
         Debemos ser respetuosos unos con otros (v. 3-13).  Y aquel varón Moisés era muy manso (v. 3).  Hasta aquí el afectado, Moisés, no ha dicho nada para defenderse, justificar o explicar lo que sus hermanos le dicen.  Respecto a Jesús (nuestro modelo por excelencia)  dice en Mateo 27:13-14, Pilato entonces le dijo:  ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?  Pero Jesús no le respondió ni una palabra.  En Isaías 53:7 agrega,   Angustiado él, y afligido, no abrió su boca…enmudeció, y no abrió su boca.    Respecto a nosotros, el apóstol Pablo nos dice en 2 Timoteo 2:24, Porque el siervo del Señor NO debe ser contencioso, sino amable para con todos…
         Ahora le toca hablar a quien le corresponde y María y Aarón debe callar y escuchar.  Oíd ahora mis palabras (v. 6).  Dios mismo respalda y defiende a Moisés en su liderazgo. No así mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.  Moisés era fiel leal, digno de confianza.  Ninguno de ellos (María ni Aarón) estaban al nivel de su hermano menor.  Él tenía un honor especial:  tenía una comunicación directa con Dios.  Moisés tenía revelaciones únicas que nadie mas disfrutaba.  Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras, y verá la apariencia de Jehová (v. 8).  Después de explicar la posición y nivel de Moisés, Dios les pregunta, ¿Por qué, pues no tuviste temor de hablar contra mi siervo Moisés? (v. 8).  ¿Temor?  Sin duda alguna, ninguno de ellos jamás pensaron tener temor de hablar y cuestionar a su hermano.  Ninguno de ellos reconocieron la autoridad de Moisés, se creyeron con el derecho y autoridad de juzgarle.
         La respuesta divina a este pecado (v. 11, locamente hemos actuado, y hemos pecado) fue contundente e inesperado a la vez.  María es castigada con lepra.  ¿Por qué solo ella?  El v. 1 dice, María y Aarón hablaron contra Moisés…de ello se deduce que ella fue la líder en esta rebelión.  Su hermano Aarón inmediatamente se da cuenta de la gravedad del asunto y se humilla pidiendo perdón e intercediendo por su hermana.  La respuesta de Moisés muestra un gran ejemplo de corazón pastoral.  Entonces Moisés clamó a Jehová diciendo:  Te ruego, oh, Dios que la sanes ahora (v. 13).  Es ejemplar la reacción de Moisés a pesar de todo.  Sus hermanos le habían traicionado, criticado y calumniado sin embargo, no pagó mal por mal (Romanos 12:17, No paguéis a nadie mal por mal…). 

         Todo pecado tiene sus consecuencias.  Aquí no fue la excepción.  María es humillada públicamente. Dios ordena, Sea echada fuera del campamento.   Aunque María gozaba de prestigio por su posición como profeta delante del pueblo. Tuvo que pasar esta humillación.  Esto sin duda alguna, debió servir como ejemplo para todo el pueblo de Israel.  Así también dice que el pueblo no pasó hasta que se reunió María con ellos (v. 14-15).  Ella estuvo fuera del campamento por siete días.  Fue un atraso que el pueblo tuvo que enfrentar. Aplicándolo para hoy día.  La obra de Dios también no avanza cuando se enfrentar a situaciones como la expuesta.  La humildad del líder se manifestará en cómo enfrenta la crítica.  Esta siempre existirá con o sin razón.  Finalmente, Levítico 19:16 dice, No andarás chismeando entre tu pueblo.  No atentarás contra la vida de tu prójimo.  Yo Jehová.  Seamos un pueblo respetuoso unos con otros y con las autoridades de la iglesia.  Dios les bendiga. 

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