Bienaventurados
los mansos y los que tienen hambre y sed de justicia (Mateo 5:5-6).
Recordemos que
las bienaventuranzas son demandas para una vida diaria equilibrada y que
califican al verdadero hijo de Dios. Son
tan vigentes como cuando el Señor Jesús las pronunció en su oportunidad. Este
día veremos dos de ellas: Bienaventurados los mansos, porque ellos
recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos
serán saciados.
¿Qué es ser
manso? Manso es una persona apacible,
gentil con trato suave, agradable, bondadoso.
Es tener un corazón tierno, paciente y sumiso. Es un fruto del ES (Gálatas 5:23). Ser manso tiene que ver con mi relación con
Dios y el prójimo. Es un término usado
para domar caballos. Así que, mansedumbre es fuerza bajo dominio o
control. No es debilidad. Ser manso es contrario al pensamiento del
mundo. Hoy se dice: no te dejes, no seas tonto, se agresivo.
El Apóstol Pablo en Efesios 4:1-2 nos
hace un llamado a la mansedumbre, que
andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda
humildad y mansedumbre…Un andar digno es una vida diaria equilibrada. Corresponde
con su elevada posición como hijos de Dios.
Su vida práctica está acorde con su posición espiritual. Se agregan dos elementos valiosos en nuestras
relaciones: humildad y mansedumbre. Ambas virtudes deben ir mezcladas una con la
otra. Es vivir una vida controlada y
afable. La persona mansa perdona y
restaura. No vive con amargura ni
quejas. En toda relación ministerial la
mansedumbre está presente. Gálatas 6:1
nos dice cómo restaurar al hermano caído:
si alguno fuere sorprendido en
alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre…En 2 Timoteo 2:24-25 nos recuerda, Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para
con todos…que con mansedumbre corrija a los que se oponen…En la vida
matrimonial el apóstol Pedro pide a las esposas en su relación con su esposo, Considerando vuestra conducta casta y
respetuosa…en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible (1
Pedro 3.2, 4). Un llamado claro a la actitud que toda esposa debe tener con
su esposo. Afable es suave y apacible es
ser tranquilo. El esposo por el otro
lado es llamado a vivir con ellas
sabiamente. Podemos encontrar numerosos
ejemplos de personajes bíblicos que demostraron mansedumbre. Abraham cuando llama a la paz a su sobrino
Lot al momento del conflicto entre los pastores de ambos (Gn. 13:5-9). José cuando se reencuentra con sus hermanos
después de algunos años que fue vendido por ellos (Gn, 45:5-8). Moisés y su reacción controlada cuando sus
propios hermanos cuestionan y critican su liderazgo (Números 12:3). Ninguno de los mencionados buscó ningún tipo
de venganza. Jesús afirma que cuando
somos mansos: somos bienaventurados y
heredaremos a tierra.
Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados (v. 6). Tanto el hambre y
la sed son necesidades básicas de todo ser humano. La historia registra hambrunas en diferentes
épocas. Actualmente a pesar del adelanto
de la agricultura hemos tenido hambrunas especialmente en África. Observamos que Cristo indica que aquellos que
tienen hambre y sed de justicia, no de
felicidad. La humanidad busca ser
felices sin importar precio y cómo. Dios
mas que felicidad en sus hijos desea que seamos santos. El hambre espiritual demuestra deseo de
buscar mas de Dios por medio de su palabras.
Cuando lo hacemos logramos madurar espiritualmente. Hebreos 5:14 dice, pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los
que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y
del mal. El crecimiento y madurez
espiritual se dan cuando tenemos apetito espiritual y nos saciamos en la
lectura de las Escrituras. El escritor
de Hebreos habla de alimento para lograr madurez. Contrario a la leche que es para niños.
Siguiendo con la dinámica de esta
bienaventuranza. Debemos estar
conscientes que nunca habrá en la tierra justicia completa. Los profetas del AT hablaron mucho sobre este
tema. El profeta Amós dice, Por tanto, puesto que vejáis al pobre…sé que
afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa
a los pobres (5:11-12)…Oíd esto, los
que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra (8:4). El profeta Miqueas también se une el clamor
reclamando justicia, ¡Ay de los que en
sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal…Codician las heredades, y las
roban…oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad (2:1-2)…¿Daré por inocente al que tiene balanza
falsa y bolsa de pesas engañosas? (6:11).
Jesús en Mateo 5:20 nos hace un reto, Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la los
escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. La justicia de los fariseos era externa,
superficial. La de Jesús era interna del
corazón. La meta del hambre espiritual es: nuestra salvación. Cuando hay hambre espiritual nos mueve buscar
de Dios (Salmo 42:1-2). Nuestra
santificación (Mateo 5:48, 1 Pedro 1:15-16).
Recordemos las promesas de estas bienaventuranzas: recibiremos
la tierra por heredad y seremos saciados.
Dios les bendiga.
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