lunes, 29 de enero de 2018

Bienaventurados los misericordiosos y los de limpio corazón (Mateo 5:7-8).

Bienaventurados los misericordiosos y los de limpio corazón (Mateo 5:7-8).
Seguimos estudiando este maravilloso, profundo y retador pasaje.  Las bienaventuranzas son demandas para la vida del hijo de Dios.  Estas nos llaman a vivir una vida equilibrada y nos califican para disfrutar del reino de Dios.
         Hoy veremos dos de ellas ya identificadas  (los misericordiosos y los de limpio corazón).  Misericordia viene del término limosnero.  Significa también beneficencia.  Misericordia es tener compasión por aquel en necesidad.  Es dar de comer al hambriento.  Dar compañía al solitario.  Es suplir al necesitado.  Dios mismo es la fuente primaria y principal de misericordia.  Salmos 103:11 dice, Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen.  ¿Es el mundo misericordioso?  ¿Lo es la iglesia?  Cristo reta a la iglesia que seamos misericordiosos como el Padre celestial lo es, Lucas 6:36 dice, Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. 
         La parábola del buen samaritano en Lucas 10:33-35, es una excelente reflexión de la misericordia en acción.  A través del relato magistral de Cristo, podemos notar que:  la misericordia se da al que no la merece contrario a la justicia que se da al que la merece.  El sacerdote y levita representan la clase religiosa y que supuestamente debían tener buenas actitudes.  Ambos lo vieron y pasaron de largo (v. 31-32).  Los oyentes de Jesús esperaban que ambos respondiesen con misericordia al necesitado.  Hubo indiferencia.  Por el contario, el samaritano (despreciado por el judío)  contrario a los dos primeros, demuestra misericordia.  Según el contexto de entonces no debía demostrar misericordia, lo hace.  Se acercó a él, usó de su aceite y vino para auxiliarle.  Usó su cabalgadura e hizo mucho mas…pagó los gastos que ocasionaban su atención (v. 33-35).  Todo lo que gastes de mas, yo te lo pagaré cuando regrese. 
         ¿Cómo debe ser la misericordia?  Siempre con base a esta misma parábola, la misericordia debe ser voluntaria.  Como vemos, nadie forzó u obligó al samaritano detenerse y dar el auxilio al necesitado.  Se da misericordia sin discriminación alguna.  Se da misericordia sin esperar nada a cambio.  Misericordia es dar…siempre con un espíritu perdonador (Juan 8:10-12).  Los frutos de la misericordia son varios.  Recibiremos lo mismo, ellos alcanzarán misericordia. Tendremos beneficios (Prov. 19:17, A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar).  Reflejamos el amor de Dios (Lucas 6:36, Sed, pues misericordiosos, como también vuestro Padres es misericordioso). 
         Bienaventurados los de limpio corazón (v. 8).  Aquí Jesús apunta al ser interior donde solo Dios ve.  Es una exhortación  a tener motivos puros.  Limpieza de corazón es el llamado que se nos hace.  Según la Biblia, el corazón es el asiento de las actitudes, emociones, conciencia e inteligencia.  Así también, el corazón es una simbología de nuestra mente. Veamos por ejemplo Génesis 6:5, …todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.  Mateo 9:4, Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo:  ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 
         ¿Cómo desarrollar un corazón puro?  Veamos algunos consejos a la luz de la Palabra de Dios:
         1.  Reconocer nuestra propia condición (Prov. 20:9, Salmo 51:2-3).
         2.  Reconocer y aceptar que solo la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7,).
         3.  Permanecer en la Palabra y vida de oración (Salmo 119:103, 1 Tes, 5:17).
         4.  Siendo responsables de darle el cuidado y atención debida (Prov. 4:23, Jer. 17:9).
         5.  Tener una vida interior saludable (Mateo 15:1-20, 23:25, 27).  Limpiar lo interno.  Los fariseos estaban obsesionados por la limpieza externa ceremonial olvidando el corazón. 
         6.  Por medio de una vida transparente (Salmos 15:1-5, 24:3-5).

         La promesa que Jesús hace a los de limpio corazón es:  ellos verán a Dios (v. 8).  Recibiremos la bendición de Dios (Salmos 24:5).  Viviremos con seguridad (Salmo 15:5).  Nada que esconder…nada que temer cuando tenemos un corazón limpio.  Dios les bendiga. 

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