Jesús dice que
somos sal y luz del mundo (Mateo 5:13-16).
Cuando hablamos
de la sal y la luz, nos referimos a elementos que influyen cuando se hacen
presente. Influir es producir un cambio
o efecto. Pásame la sal y o ya vino la luz, son expresiones nuestras cuando
necesitamos darle un poco de sabor a la comida y cuando la luz a estado ausente
y se restablece su servicio. Así como la
sal y la luz influyen, la vida del cristianos (un hijo de Dios genuino) no puede
pasar desapercibido. Tanto la iglesia
como sus miembros, tenemos la responsabilidad de afectar o influenciar el medio
donde vivimos. El contexto de los v.
13-16 son las bienaventuranzas. Es a través de ellas cuando obedecemos que
influiremos y produciremos los efectos deseados por nuestro Dios.
Jesús dice, Vosotros sois la sal de la tierra (v. 13). Veamos que la demanda de Jesús es para
hoy. No dice, seremos o pueden o podrían
o deberían ser. Así también, el énfasis
de Jesús es ser y no el hacer. Lo que
somos determina lo que hacemos. La sal
es un elemento valioso y de su muy antiguo.
Job 6:6 dice, Con sal, toda la comida es buena, ¡hasta la
clara del huevo es sabrosa! (TLA). Pásame la sal, por favor, es una
expresión muy frecuente en una mesa al comer.
En cantidades adecuadas y bien espolvoreada (esparcir una sustancia en
forma de polvo sobre una superficie). En
tiempos antiguos era el preservativo de los alimentos por excelencia. Debido a que no existían los refrigeradores,
se usaba la sal para conservar los alimentos en buen estado. Tenía usos sanitarios para curar
heridas. Es interesante que a los
soldados romanos parte de su paga consistía en una porción de sal, de ahí viene
el término salario. En el AT, se
habla de ofrendas con sal, Lev. 2:13 dice, Y
sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu
ofrenda la sal del pacto de tu Dios, en toda ofrenda tuya ofrecerás sal. Esto era debido, que la mayoría de las
ofrendas consistían de alimentos.
Rociarlas con sal era para conservarlos en buen estado. Contrario a la levaduras porque esta
fermentaba y echaba a perder los alimentos.
Pero
si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve mas para nada…(v. 13). Jesús se refiere a la posibilidad que la sal
pierda su eficacia. Cuando eso sucede,
pierde su influencia y propósito.
Sencillamente no sirve para nada.
Desvanecer en el idioma original significa, lento, torpe, actuar neciamente.
Dios nos ha llamado a ser efectivos (Juan 15:8, En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis
así mis discípulos, Ef. 5:16, aprovechando
bien el tiempo…). Como iglesia, Dios
nos ha llamado a una misión, id y haced y
haced discípulos a todas las naciones (Mateo 28:19), y me seréis testigos…hasta lo último de la tierra (Hechos
1:8). Nuestro Dios nos pedirá cuentas de
cuán efectivos fuimos aquí en la tierra, Porque
es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada
uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o
sea malo).
Jesús dice, Vosotros sois la luz del mundo (v. 14). Así como la sal, la luz cuando se hace
presente se hace notar. Entre sus
variados usos: disipa la oscuridad. En
Génesis 1:3-4, fue de lo primero creado por nuestro Dios, Sea la luz, y fue la luz. Y vio
Dios que la luz era buena…La luz guía.
Los faros en los puertos son sumamente útiles y necesarios. La luz advierte de peligros. Protege de peligros, La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas,
y vistámonos las armas de la luz (Rom. 13:12). La luz es para ser mostrada, Ni se puede esconder (v. 14). Fil. 2:15, …en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo. Ef. 5:8, Porque en otro tiempo eráis tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor,
andad como hijos de luz. Cuando
cumplimos la demanda de Jesús ser luz, testificamos por medio de nuestro
testimonio. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (v.
16). Alumbrar: nuestra vida está a la vista de todo el
mundo. No podemos ni debemos vivir una
vida cristiana como agentes secretos. Es
permitir que la vida de Cristo la vean los demás en nuestra propia vida (Gál.
2.20, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mi). Desde luego que cuando Jesús
habla de obras, no como fuente de salvación (Ef. 2:8-9) sino mas bien como
fruto de ella. Ef. 2:10, Porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas. Tito 2:14, quien se dio a sí mismo por nosotros para
redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de
buenas obras. Nuestro propósito como
seguidores de Cristo es glorificar a nuestro Padre celestial. Ello lo lograremos siendo sal y luz del
mundo. Dios les bendiga.
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