Disfrutando las promesas divinas en medio del sufrimiento (1 Pedro 1:3-9).
Cuando hablamos de promesas divinas, nos referimos a los compromisos que Dios ha contraído con nosotros (Su pueblo) de hacer cosas a nuestro favor y que lógicamente nos benefician. En Su palabra, Dios mismo se ha comprometido a ello. Por otro lado, debemos saber, que mientras estemos aquí en la tierra, todos estamos expuestos a tener que pasar experiencias dolorosas. El sufrimiento es un idioma que todos hablamos sin excepción alguna. El apóstol Pedro en primera carta, nos habla de este complejo tema. Pero es digno de mencionar, que él no se queda ahí. También nos habla de esperanza y promesas divinas a favor nuestro. En baseball después de 3 strikes estamos out (fuera). En Dios eso no funciona. A pesar de lo que podemos enfrentar, en Dios y debido a su fidelidad nunca estaremos out (fuera). Así que, no importa lo que estemos enfrentando, reforcemos nuestro andar por fe en Dios.
Pedro nos habla de tener una esperanza viva (v. 3, Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva…). El v. 1, Pedro identifica a quién dirige su exhortación, a los expatriados de la dispersión…Expatriados son aquellas personas que viven en un país extranjero. En muchos casos no por elección propia sino mas bien forzados como es este caso. Dispersión, viene del griego diáspora es el esparcimiento de judíos por el mundo (Stg. 1:1). El propósito de Pedro en su carta es infundir aliento y ánimo a sus lectores en medio del sufrimiento. Debido a ello, 1 Pedro es una carta con temas de mucha actualidad, no pasa de moda. Como todos sabemos el sufrimiento como las promesas divinas son temas que nunca pasan de moda (nosotros mismos somos extranjeros y tenemos adversidades que afrontar). Nuestra mirada está mas allá del dolor, lágrimas y el sufrimiento mismo. Nuestra mirada debe estar en todo aquello que Dios ha prometido en Su palabra. Pedro nos dice, nos hizo renacer para una esperanza viva (v. 3). Esperanza es algo que estamos esperando que suceda en beneficio nuestro. Siempre es algo bueno y agradable. Esperanza viva está basada en el carácter moral de Dios y en la convicción de la resurrección de Cristo a favor nuestro. Nuestro destino es un lugar mucho mejor que aquí (1 Pedro 2:11, Hebreos 11:13, Apoc. 21:1, 3-4).
Pedro nos dice que tenemos una herencia permanente (v. 4, para una herencia…). Herencia es algo valioso que se nos entrega cuando normalmente el donante ha muerto y se da la herencia a los beneficiados. Es un acto jurídico en el cual una persona que fallece transmite sus bienes, derechos y obligaciones a otra u otras personas. Pedro nos dice las cualidades de nuestra herencia. Debemos remarcar que estas cualidades apuntan a lo permanente y duradero:
1. Es incorruptible: no está sujeto a daño o decaimiento. No se deteriora. En un mundo donde debemos comprar seguros para casi todo, nuestra herencia divina no lo necesita. Nuestra herencia está libre de toda mancha de impureza. El tipo de coronas ganadas por los deportistas griegos y romanos eran de flores o algo parecido que con el tiempo pronto se marchitaban.
2. Incontaminada: puro, sin suciedad.
3. Inmarcesible. No se marchita. Nuestra herencia no está sujeta a las leyes de lo ordinario o transitorio. Esta permanecerá aun en medio de las circunstancias adversas de la vida.
4. Una herencia bien custodiada (v. 4, reservada en los cielos para vosotros). Es menester reflexionar ¿dónde estamos haciendo tesoros? (Mateo 6:19-21, Apoc. 21:27).
Tenemos una protección divina (v. 5, Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe). Como hijos de Dios debemos saber que tenemos a disposición la protección divina. El conocido himno Castillo fuerte, escrito por Martín Lutero uno de los grandes reformadores dice: Defensa y escudo, con su poder nos librará en este trance agudo…Aunque estén demonios mil pronto a devorarnos, no temeremos, porque Dios sabrá aún protegernos. Que muestre su vigor Satán, y su furor, dañarnos no podrá, pues condenado es ya, por la Palabra santa. El Salmo 121:7 nos recuerda, Jehová te guardará de todo mal. Dios mismo nos provee el mejor sistema de seguridad jamás imaginado. Para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. El propósito divino es disfrutar de la herencia en los finales tiempos (v. 5).
Finalmente, tenemos una fe en desarrollo (v. 6-7). Las pruebas son necesarias (v. 6, …si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas). En medio de nuestras circunstancias adversas no debemos perder el gozo: En lo cual vosotros os alegráis…No entendemos por qué las pruebas vienen en su momento pero Dios sí. Pedro nos dice que nuestra fe debe ser probada (v. 7, para que sometida a prueba vuestra fe…). La prueba es un instrumento divino para probas nuestra ge y revelan nuestro carácter y verdadera naturaleza. Las pruebas no significa que andemos forzosamente en pecado )Job 1:1, 8, Gn. 22:1). Humanamente las pruebas nos perturban, quitan la paz, son angustiosas, dolorosas y difíciles. Demuestran lo genuino de nuestra fe así como el oro verdadero se refina y prueba su calidad. Así que, Dios mismo se ha comprometido a actuar a favor nuestro. Mientras se cumplen Sus promesas, no debemos sorprendernos si pasamos algún tipo de prueba (1 Pedro 4:12). Sus promesas son eternas, seguras y confiables. Dios les bendiga.
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