lunes, 17 de septiembre de 2018

Enfrentando el orgullo (Fil. 2:3-8).

Enfrentando el orgullo (Fil. 2:3-8).
El orgullo, es el exceso de estimación hacia uno mismo y los méritos propios por los cuales nos creemos superiores o mejores que los demás. El orgullo, nos hace apropiarnos de todo el mérito por lo que hemos logrado y culpar a otros de nuestros fracasos. La humildad por otro lado, es la actitud que considera los logros y fracasos desde una perspectiva divina. Nadie es inmune al orgullo.  Todos mas de una vez estaremos expuestos a sentirnos orgullosos y creernos superiores a los demás.  Una de las maneras cómo demostramos orgullo es cuando resistimos a la autoridad espiritual y no nos gusta sujetarnos a nadie.  
         Podemos enfrentar el orgullo, reconociendo que no somos nada.  Lucas 18:9-14,  Jesús describe la parábola del fariseo y el publicano.   En ella, se describe el orgullo del fariseo cuando ora y dice:  Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres (v. 11).  Con esta expresión, este hombre trata de vanagloriarse delante de Dios por todo lo maravilloso que es y da gracias por serlo. Manifiesta un desprecio a los demás y se auto justifica por todos sus logros. Si hay algo que debemos tener presente es que nuestra competencia o capacidad viene de Dios (2 Cor. 3:5).  Fuera de él, no somos nada.
         Segundo, el orgullo nos puede llevar al fracaso. La Biblia describe varios casos de personajes que debido a ese orgullo fueron al fracaso.  Veamos algunos de ellos:
         1. Satanás (Is. 14:12-14).  Este pasaje describe al afán y pretensión de este oscuro y maligno personaje  que atentó directamente contra la autoridad de Dios: Tú que decías en tu corazón:  Subiré al cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono…sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Con estas expresiones se describe la actitud pretenciosa de Satanás al atentar contra la autoridad de Dios y desear la misma posición.  El resultado lo dice el v. 12 y 15:  ¡Cómo caíste delcielo, oh Lucero hijo de la mañana!   Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones…Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.  
         2. El rey Nabucodonosor (Daniel 4).  Nabucodonosor fue uno de los reyes mas poderosos de la antigüedad.  Debido a su poder, fama y riqueza llega un momento de satisfacción propia donde exclama lleno de orgullo y vanidad:  ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?. (v. 30)Las consecuencias de su orgullo no se dejan esperar de parte de Dios mismo:  Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti (v. 31).  No solo bastó que nuestro Dios le quitará el reino sino que también:  de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán…comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las  aves  (v. 32-33).  Dios tuvo que humillar fuertemente a Nabucodonosor debido a su grave orgullo.  Tuvo que reconocer que solo Dios es grande.  Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta, y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades…Ahora yo Nabucodonosor alabo y engrandezco y glorifico al Rey del cielo…y él puede humillar a los que andan con soberbia (v. 34, 37).  
         3. El rey Uzías (2 Crónicas 26):  es otro ejemplo cuando debido a la fama, poder y riqueza nos llenamos de orgullo.  Sus inicios fueron alentadores y prometedores:  hizo lo recto ante los ojos de Jehová…Y persistió en buscar a Dios…y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó (v. 5).  Tuvo de su lado la ayuda divina para prosperar:  se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto, porque se había hecho altamente poderoso…su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso (v. 8, 15).  Hasta ahí la Biblia describe a un rey prospero y que Dios le respaldó en lo que hacia.  Sin embargo, el v.16 en adelante tal parece que describe a otra persona…pero no, es el mismo rey Uzías.  Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina, porque se rebeló contra Jehová su Dios…(v. 16). Uzías se creyó con prerrogativas ilimitadas y que Dios podía dispensarle todo.  Tuvo el atrevimiento de usurpar funciones sacerdotales y debido a ello, Dios les castigó con lepra.  Los versículos    finales lo describen así:  he aquí había lepra le brotó en la frente…Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová (v. 19, 21). La fama y poder son ingredientes deseados.  Sin embargo Uzías no supo digerir todo el respaldo de Dios en sus vida y se llenó de orgullo.  Dios trató severamente con él castigándole con lepra y fue apartado del reino por su condición.  En su sepulcro decía así:  Leproso es (v. 23).  
         Finalmente, sigamos el ejemplo de Jesús (Fil. 2:3-8).  Veamos algunos detalles sobre este pasaje:
         1. Hacer y servir con humildad (v. 3): Nada hagáis por contienda o por vanagloria, antes bien con humildad…Una muestra de humildad es cuando lo que hacemos, no tenemos ninguna actitud de competir o mostrar que somos mejores.  Contienda es sinónimo de pelea, división.  Pablo en 2 Timoteo 2:24 dice,  Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos…Vanagloria, es sinónimo de orgullo, jactancioso, ensalzarse uno mismo disminuyendo a los demás.  Humildad es ser modesto y opuesto al egoísmo.  Es tener un concepto adecuado de uno mismo (Romanos 12:3, …cada cual que está entre vosotros, que no tenga mas alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura…). Juan 3:30 nos recuerda, Es necesario que él crezca, pero que yo mengue.  
         2. Jesús tomó forma de siervo (v. 5-7): Pablo nos dice que Haya en vosotros este mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús.  Cristo al humanarse no insistió (aferrarse v. 6) en ser igual al Padre aunque sí conservó sus atributos divinos.  Despojó viene del griego kenosis(vaciarse) voluntariamente hizo a un lados sus atributos divinos, se sujetó a la autoridad del Padre, se hizo pobre y asumió una naturaleza humana con todas sus limitaciones.   Jesús tomó forma de siervo. Contrario a aferrarse se despojó (dejó a un lado su rango, prestigio y dignidad).   Asumió una posición y condición social mas bajo o humilde de lo que él merecía (Juan 13, Marcos 10:45, Mateo 11:29).  
         Podemos resumir en algunos versículos la posición de Dios respecto al orgullo:
         Proverbios 6:16-17 dice, Seis cosas aborrece Jehová…Los ojos altivos.
         1 Pedro 5:5: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
         Santiago 4:10, Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
         Mateo 11:29, …aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón.
         No imitemos al fariseo que se atrevió a decir, …te doy gracias porque no soy como los otros hombres. Quitemos de nuestro corazón todo espíritu de orgullo y vanidad. Imitemos a Jesús que siendo Dios se humilló tomando forma de siervo y aprendamos de él que es manso y humilde de corazón. Bendiciones.   

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