domingo, 28 de octubre de 2018

Jesús es nuestro buen pastor, Juan 10:27-30 (III parte)

Jesús es nuestro buen pastor, Juan 10:27-30 (III parte)
En los últimos domingos, hemos visto la figura de Jesús como nuestro buen pastor. Su compromiso a favor de sus ovejas y los beneficios que disfrutamos.  Así también, hemos visto la advertencia de parte de los profetas del AT hacia aquellos malos pastores que ejercen mal su labor descuidando a las ovejas (Jeremías 23:1-2, 50:6, Ezequiel 34:2, 8).  
            En el pasaje arriba citado, Jesús describe otra función en beneficios de sus ovejas:  dar vida eterna.  Sin duda alguna, el tema de la seguridad eterna es algo importante.  Surge la pregunta, ¿Si Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, es que podemos dejar de ser salvos o perder nuestra salvación?  ¿En dónde radica nuestra confianza para heredar la vida eterna?
            Jesús ofrece seguridad y garantía en nuestra salvación (v. 27-30).  Y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano (. 27).  Esta afirmación de parte de Jesús como buen pastor, debe provocar en nosotros sus ovejas tranquilidad y confianza.  ¿Es que en el proceso de la salvación debemos tener una actitud pasiva? No.  Sin embargo debemos explicar:
            1.  La salvación depende únicamente de la obra de Cristo en la cruz del Calvario (Ef. 2:8-9, Is. 64:6, …todas nuestras justicias como trapo de inmundicia).  Nada de lo que hagamos para hacer méritos tiene ningún valor para Dios.  La obra de Cristo es suficiente.
            2. Nuestra respuesta a la invitación de Jesús como buen pastor es:  oyen mi voz…y me siguen. Seguir, es alguien que decide acatar instrucciones específicas.  Por lo tanto, seguirle es sinónimo de obediencia.
            3.  Pablo en Filipenses 2:12 nos dice, …ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Ocupaos es lograr, producir, acabar, trabajar en algo sin interrupción hasta terminarlo por completo. Temor:  es sinónimo de respeto y temblor:  es una respuesta saludable en tratar de no ofender a Dios.  Es un respeto profundo a nuestro Dios por medio de una vida santa y agradable a él.  
            4.   Aunque hemos dicho que la salvación depende de la obra perfecta y completa de Cristo en la cruz del Calvario, nuestra responsabilidad a Dios por nuestra salvación, es por medio de un llamado a una vida en santidad (1 Pedro 1:15-18) sin ofenderle.  
            Jesús ofrece garantía a nuestra salvación (v. 28-29). Yo les doy vida eterna (v. 28).  Fuera de Cristo no hay salvación.  Hechos 4:12 agrega, Y en ningún otro hay salvación.  Doy, es un privilegio exclusivo de Cristo como Salvador.  Es un regalo por gracia sin merecerlo (Ef. 2.8-9).  Nuestra salvación descansa en la Soberanía de Dios y su Fidelidad que lo que ha prometido… lo cumplirá.  Nadie las puede arrebatar de mi mano(v. 28), no perecerán jamás.  Vemos en esta afirmación la autoridad y poder en el Salvador de asegurar que nuestra vida está debidamente protegida en él.  No hay fuerza alguna que pueda hacer lo contario, despojarnos de su mano y perder nuestra salvación.  Aún en medio de cualquier adversidad en la vida, con Cristo estamos mas que seguros (Juan 17:15, No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal).  Guardar: es mantener el ojo sobre, conservar, prevenir.  Descansamos en el poder de Dios (v. 29, Mi Padre que me las dio, es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre).  El poder preservador de Dios nos sostiene. 
            Finalmente veamos por lo menos dos grandes beneficios que vienen paralelos a la vida eterna:
            1.  La justificación: es hacer justo…Romanos 3:21, 24 nos dice, Pero, ahora, aparte de la ley se ha manifestado la justicia de Dios…la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él…siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.  Dios no ha olvidado nuestros pecados  sino mas bien, los puso en Cristo (la imputación).  Juan 1:29 dice, He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.  Jesús es nuestro sustituto (Romanos 3:25-26).  De esa manera Dios satisface su justicia.
            2.  La adopción: es el acto soberano divino que nos coloca como parte de la familia de Dios (Juan 1:12-13, Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Siendo adoptados, tenemos privilegios dentro de la familia de Dios:  disfrutar de sus promesas y derechos como hijos de Dios (Romanos 8:15-16). 
            ¿Puede perderse una persona que ha sido salva, justificada y adoptada como hijo de Dios?  ¡No!  Dios mismo por medio de la obra perfecta y completa del buen pastor lo asegura.  El que tiene al Hijo, tiene la vida…(1 Juan 5:12).  Bendiciones.  

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