domingo, 4 de agosto de 2019

El costo de seguir a Cristo

El costo de seguir a Cristo (Lucas 9:23-27).
         Cuando hablamos de costo, nos referimos al precio que todo consumidor debe pagar al adquirir un producto o servicio.  El precio lo coloca el vendedor aplicando el costo del producto (el precio que él pagó) un porcentaje que en este caso sería la utilidad o ganancia adquirida por el comerciante.  
         El conocido escritor y pastor John MacArthur nos dice:  La primera función de un mercadeo exitoso es dar a los consumidores lo que quieren.  Hay que mantener satisfecho al cliente (Difícil de creer, p. 3).    La Biblia no da a discusión respecto a cómo lograr la salvación (Ef. 2:8-9, Romanos 3:24).  La salvación es gratis…pero seguirle después de ser salvo es otra cosa.    Muchos evangelistas bien intencionados y con el deseo que las personas vengan a Cristo han ofrecido:  venga a Cristo y todos sus problemas terminarán. Bíblicamente eso no es verdad (Juan 16:33, …En el mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo).  Lamentablemente como iglesia (en general), estamos presentando un evangelio barato, fácil (ligth).  Estamos presentando un Cristo tipo Aladino donde simplemente queremos frotar la lámpara, y él está presto para complacer todo lo que pedimos.
         Pero ¿qué dice La Biblia?.  Veamos lo que Jesús ofrece cuando obedecemos y le seguimos. Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame (Lucas 9:23).  Contrario a la predicación popular centrada en el hombre (antropocéntrica) donde se ofrece prosperidad, salud y  riqueza, Jesús ofrece lo contrario. Negarse a sí mismo.  Es despojarse del ego y donde buscamos solo nuestro bienestar y cumplir nuestros deseos. Negarse es despojarse de uno mismo del ego.  Cuando eso sucede, tomar la cruz será otra decisión a tomar. La cruz en tiempos de Jesús significaba:  sufrimiento,  muerte, dolor y vergüenza etc.  Como se ha dicho anteriormente, es contrario a lo que se enseña en muchas iglesias (prosperidad, comodidad, riqueza etc).  Seguirle es sinónimo de obediencia.  Jesús dice en Lucas 6:46, ¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?  No todos están dispuestos a pagar el precio que Jesús pide:  sacrificio, obediencia, entrega etc).  
         Debido a lo presentado anteriormente, es importante calcular el costo de seguir a Cristo y si estamos dispuestos a pagarlo (Lucas 14.28-32).  Debido a que no hemos seguido las recomendaciones de Jesús, vemos muchos cristianos nominales (religiosos sin una conversión genuina, asisten a la iglesia y tiene un comportamiento similar a los creyentes genuinos).  Sin embargo, este tipo de personas no ayudan en nada a la iglesia. Son cristianos de nombre (2 Timoteo 3:5, tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella, a éstos evita).  El porcentaje de este tipo de personas es muy alto en las iglesias.  Cuando hemos calculado el costo de seguir a Jesús, estamos conscientes de lo que equivale su llamado (tomar su cruz cada día).  Lo contario es tener burla de las personas.
         En la introducción compartíamos lo que el conocido escritor y pastor John MacArthur nos dice:  La primera función de un mercadeo exitoso es dar a los consumidores lo que quieren.  Hay que mantener satisfecho al cliente.  Esto no concuerda con el llamado que Cristo nos hace.  Jesús no es como Aladino donde frotando la lámpara obtenemos lo que deseamos.  Pablo en 2 Corintios 13:5 nos recuerda, Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe, probaos.  El reino de los cielos tiene un valor eterno (Mateo 13:44-46). ¡Vale la pena responder afirmativamente al llamado de Jesús!  Calculemos el costo a pagar y sigámosle.  Nunca lo lamentaremos.  Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse (Romanos 8:18).  

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