lunes, 11 de noviembre de 2019

Mostremos un corazón agradecido (Deuteronomio 8:1-10).

Mostremos un corazón agradecido (Deuteronomio 8:1-10).
La comparación es la actitud de insatisfacción con lo que Dios nos da y produce obsesión de tener mas. Hay un grave peligro cuando no sabemos cómo controlar estar comparándonos, nos lleva al pecado de la codicia.  Éxodo 20:17 nos recuerda, No codiciarás.  Debemos tener presente algunos peligros de hacer comparaciones:
         1.  Tengo derecho a…vivimos en medio de una sociedad donde se han educado y formado sin límites.  La trágica historia de Howard Hughes que lo único que siempre deseo este multimillonario fue tener mas…Quería fama, placeres, emociones fuertes y quiso participar en política.  Murió creyendo que mas es mejor.
         2.  Si solo tuviera…sería feliz.  Cuando llegamos a pensar que algo o alguien puede satisfacer nuestras necesidades mas profundas en lugar de Dios, caemos en la idolatría.  El libro de 1 Reyes 21:1-7 describe al rey Acab como una persona que pensaba que con solo tener algo sería feliz. 
         Lucas 17:11-19, describe la sanidad milagrosa de parte de Jesús a 10 hombres leprosos.  Como sabemos la lepra por lo menos en aquellos tiempos era una enfermedad incurable. Atacaba la piel, desfiguraba el rostro y en algunos casos contagiosa.  Debido a ello, las personas eran aisladas y no tener contactos con los sanos.  Es por eso, que los leprosos al pedir ayuda a Jesús se pararon de lejos (v. 12).  ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! (v. 13).  Jesús responde a la petición de ellos que fuesen al sacerdote para verificar la sanidad en ellos y ser declarados limpios (Lev. 13:2, 3, 14:2-32).  Mientras iban la sanidad hace su efecto de forma completa.  De estos  diez hombres, únicamente uno muestra un corazón agradecido, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro a tierra a sus píes, dándole gracias…(v. 15-16).  La ingratitud es sencillamente falta de gratitud.  Nos preguntamos ¡cómo es posible que esto sucediese! ¿Estaremos nosotros igual que ellos?  El enorme beneficio del leproso sanado y su actitud de agradecimiento es que también recibió la salvación (v. 19, tú fe te ha salvado).  La diferencia con los restante que todos fueron sanados.  Solo uno fue salvo, el que regresó a dar gracias.
         La vida del pueblo de Israel y su experiencia de 40 años en el desierto debe ser un ejemplo en nosotros.  Dios usó el desierto como una escuela de formación en la vida de ellos.  Aunque Dios les mostró su poder, amor y cuidado sus quejas y falta de contentamiento fue una norma en ellos.  En Deuteronomio 6:12 vemos una advertencia, Cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.  Dicen que la prosperidad es mala consejera.  Nos hace olvidar muy pronto de dónde venimos y cómo éramos.  ¿Cómo Israel y nosotros hoy podemos  mostrar agradecimiento?:
a.    Reverencia (Dt. 6:13):  A Jehová tu Dios temerás.
b.     Servicio (v. 13):  y a él solo servirás.
c.    Fidelidad (v. 14, 18): No andaréis en pos de dioses ajenos…haz lo recto y bueno los ojos de Jehová, para que te vaya bien y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres.  
Hay un proverbio popular que dice, la prosperidad es mala consejera. Salomón e Proverbios 30:8-9 nos dice,  No me des pobreza ni riqueza, mantenme del pan necesario.  No sea que me sacie, y te niegue, y diga:  ¿Quién es Jehová? Esto última es una pregunta llena de arrogancia, orgullo y vanidad.   Dios había prometido a su pueblo prosperidad.  Sin embargo, esta prosperidad vendría por mérito divino no de ellos  Deuteronomio 6:10-12 dice, Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no edificaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies.  Aquí Moisés se adelanta al tiempo y les confirma lo que recibirán recordándoles cómo lo recibirían.  Los beneficios de recibir la tierra con un trabajo no hecho por ellos.  

Israel debía recordar cuán fiel había sido Dios (Deuteronomio 8:4, Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te hinchado en estos cuarenta años).  Dios mostró su cuidado amoroso en el desierto.  La Biblia describe el desierto como el lugar de formación y una escuela para aprender a depender de Dios.  No es el mejor lugar para encontrar abundancia.  Fue el lugar escogido para probar lo que había en el corazón del pueblo (v. 2).  Ahí fue examinada su fe (Éx. 14:21, 15:22, 16:1-4).  El pueblo tuvo que ser afligido (humillado) (v. 3) debían aprender a establecer prioridades (v. 3, no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre).  Ellos nunca tuvieron que reemplazar ningún vestido.  La provisión fue tan milagrosa que según crecían en estatura su vestimenta sufría misma transformación.  ¿Lo notaría el pueblo?  Quizá no porque no se nota en ellos ninguna palabra de gratitud.   Todo lo contrario, se distinguieron por ser un pueblo lleno de quejas, murmuración, falta de contentamiento y no de gratitud.  Seamos un pueblo con un corazón agradecido.  El salmista nos lo dice en el Salmo 103:2, Bendice alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.   No caer en el error de la comparación.  Mostremos satisfacción por la provisión de Dios en nuestras vidas.  Bendiciones amados. 

domingo, 3 de noviembre de 2019

Cuidando nuestras actitudes (Números 13:25-33).

Cuidando nuestras actitudes (Números 13:25-33).
La actitud es, el comportamiento que empleamos al enfrentar las circunstancias de la vida.  Es el cómo reaccionamos ante los problemas que enfrentamos.  El conocido pastor y escritor John Maxwell dice, Cuando nuestra actitud es positiva y propicia para crecer, la mente se expande y empieza el progreso.  Así que nuestra actitud es la fuerza principal que determinará si triunfamos o fracasamos (Elementos esenciales del liderazgo, p. 235).  No siempre podemos cambiar las circunstancias que enfrentamos pero sí podemos cambiar nuestras actitudes.  Proverbios 23:7 nos dice, Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.  Analicemos brevemente dos situaciones sobre las actitudes:
         1.  Dios permite las circunstancias de la vida para moldearnos a la imagen de su Hijo Jesús (Romanos 8:29, Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo).
         2.  Nuestras malas actitudes siempre tendrán malas consecuencias.  Lo que sembramos eso también segaremos (Gálatas 6:7).  
         El libro de Números capítulos 13 y 14, describen la mala actitud del pueblo de Israel en su travesía por el desierto después de se liberados milagrosamente por el Dios Todopoderoso.  A iniciativa del pueblo, Moisés envía doce espías todos ellos príncipes del pueblo (Dt. 1:22-23, Números 13:2).  Al traer el informe solicitado por Moisés, diez de ellos trajeron un informe pesimista y falto de visión que afectó negativamente al resto del pueblo.  Únicamente dos de ellos (Josué y Caleb) dieron un informe de fe y confianza en que Dios sería capaz de cumplir lo que les había prometido.  La historia descrita en el pasaje ya citado, bien puede ser la nuestra hoy día.  Cuando tenemos malas actitudes y falta de confianza en Dios, no esperemos buenos resultados.
         ¿Cómo podemos cuidar nuestras actitudes?  Primero, saber cómo ver (Mateo 6:22-23).  Jesús nos dice, La lámpara del cuerpo es el ojo, así que, si tú ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz, pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas.  La ceguera es la mas seria y complicada enfermedad de la vista.  Ayer y hoy es una gran limitación que un buen número de personas la padecen.  Tenemos un proverbio popular que dice, no hay peor ciego que el que no quiere ver.  La importancia de enfocar nuestra vista a lo que Dios nos ha prometido en Su palabra.  entendiendo y recordando que andamos por fe no por vista (2 Cor. 5:7).  Cuando vivimos en la oscuridad espiritual, nos desconectaremos de lo que Dios nos ha prometido.  Si nuestro ojo es bueno, y lo que vemos será bueno también.  Al venir a Cristo debemos escoger qué veremos.  Si escogemos lo bueno, estaremos en luz caso contrario estaremos en tinieblas.  Debido a la mala actitud del pueblo y falta de fe después del informe de los diez espías el pueblo mal influenciado responden, ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? (Números 14:3).  Pronto habían olvidado los 400 años de esclavitud y lo mal que los habían pasado (Éxodo 3:7, Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor…pues he conocido sus angustias).  
         Segundo, saber discernir lo que vemos.  Al regresar de la inspección después de 40 días, los espías rinden su informe, También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros a nuestro parecer, como langostas, y así les parecíamos a ellos (Números 13:33).  Debido a no discernir por fe, estos diez espías muestran un complejo de inferioridad.  Ellos mismos se vieron como langostas y así también creyeron que los moradores de la tierra así les vieron.  Estos diez hombre vieron únicamente:  pueblos fuertes y ciudades fortificadas (v. 28), traga a sus moradores (v. 32).  Nuestra mala actitud crea en mi incredulidad.  Hebreos 3:19 afirma sobre Israel, vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad (falta de fe, no confiaron en las promesas de Dios).  La reacción de Dios no se hace esperar, ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo?  ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos? (Números 14:11).  Nuestra actitud muchas veces determina nuestro destino.  Mi mala actitud cierra la bendición que Dios tiene para mí.  Diez personas con mala actitud influenciaron para mal al resto de todo el pueblo (Números 14:1-4).  Lamentablemente una mala actitud me daña y afecta a los que están a mi alrededor (toda la gente lloró, gritó, dio voces).  Debido a ello, tuvieron graves consecuencias (v. 20-28, 36-37, no entrarán a la tierra prometida).  El v. 34 dice, Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocieron la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día, y conoceréis mi castigo(Números 13:25).  Así también los diez espías murieron (v. 36-37).
         Por el otro lado, Josué y Caleb mostraron una actitud llena de fe, esperanza y confianza en que Dios cumpliría sus promesas, Con nosotros está Jehová, no los temáis (Números 13:30, 14:6-9).  Mientras los diez espías vieron imposibilidades (murallas altas, gigantes etc), Josué y Caleb vieron posibilidades en que Dios mostraría su poder y amor por Su pueblo.  Dios ha prometido respaldar y hasta premiar nuestra fe (Hebreos 11:6, Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan).  De todos los nacidos en Egipto. Ninguno entró a la tierra prometida (Números 14:22-23, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres, no, ninguno de los que me han irritado la verá). La buena actitud y fe de Josué y Caleb Dios les premió dándoles el privilegio de entrar a la tierra prometida.  
         Finalmente recordemos lo que nos dice el pastor John Maxwell, Cuando nuestra actitud es positiva y propicia para crecer, la mente se expande y empieza el progreso.  Así que nuestra actitud es la fuerza principal que determinará si triunfamos o fracasamos.  No siempre podremos cambiar las circunstancias de la vida…pero sí podemos cambiar nuestra actitud.  Nuestros gigantes serán tan grandes como creemos que lo son.   Ningún gigante es mas grande que nuestro Dios.  Bendiciones.